Cuando yo era pequeño decidí adornar la casa pegando todos mis dibujos con resistol sobre la pared.
Mirando en retrospectiva decidí volver a uno de esos placeres infantiles y ponerme a dibujar. La cosa no acabó allí, me inscribí al diplomado de ilustración que ofrece la Casa Universitaria del Libro y comencé a hacerlo de forma más disciplinada.
Después de nueve meses de diplomado me hallé con un montón de dibujos muy diferentes y sin pared suficiente. Ingenuamente quería esperar hasta alcanzar un estilo que me definiera para empezar a mostrarlos, pero ya veo que eso quizás nunca llegue.
Es así como inauguro esta pared (sin resistol) para que pase usted y la observe, la critique, le escupa y le vomite todos los adjetivos que desee. También puede decir cosas bonitas y, si algún dibujo le gusta, se lo ponemos para llevar.
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